Carta a los compañeros del sr. Borrego, Voluntario Cultural, (Coronel R.)

Transcribo la carta enviada por el Coronel Pedro Rey Arcas como contestación al artículo publicado por el sr. Borrego en el Diario Atenea de fecha 10 de Febrero de 2010.

«La actuación de D. José Antonio Borrego, publicado en la revista Atenea, me obliga a contestarle, sin entrar, por supuesto, al trapo de publicar algo en la misma revista, concediéndole el papel de árbitro, cuando es ajena a la cuestión y, desde luego, no creo que de un trato igualitario, empezando por acotarnos nuestro escrito a doscientas palabras, cuando le han admitido, a Borrego, aproximadamente dos mil quinientas.

Empecemos por considerar que, en todas esas dos mil quinientas palabras, el autor del artículo, no justifica, en ningún momento, el traslado a Toledo, que ha costado por encima de los doscientos millones de euros, lo que si parece digno de justificar. Además, el mantenimiento del nuevo Museo, en el Alcázar de Toledo, se eleva, de ochenta y cinco millones de pesetas, que era el presupuesto para su Sede de Madrid, a nueve millones de euros, que, traducido a las antiguas pesetas, viene a ser mil quinientos millones.

Parece que, tanto a José Antonio como a los demás participantes en el traslado del Museo del Ejército, a los que les reconozco un esfuerzo encomiable, les ha escocido la palabra expolio, cuyo significado quedó aclarado en la conferencia del día 18 de febrero, pero que paso a explicar:

Art. 4 de la Ley del Patrimonio Artístico:

A los efectos de la presente Ley se entiendo por expoliación toda acción u omisión que ponga en peligro de pérdida o destrucción todos o algunos de los valores de los bienes…

De todos es sabido cuales son los riesgos de un traslado.

Habla de que, los miembros de la asociación, hemos vertido la especie de la utilización de camiones militares en el transporte del Museo, en realidad fue algo que, en un arrebato de soberbia, uno de los Directores de Cultura Militar, por otra parte persona de fácil trato, manifestó a D. José Durán, nuestro Presidente, que, si nos poníamos pesados, preparaba unos cuantos camiones y hacía el traslado a toque de corneta, lo que no es de recibo como crítica de la Asociación.

En cuanto a los seguros, si se han suscrito, cosa que no dudo, no hay ni que comentarlo, basta con aportar los contratos que los recogen y sus correspondientes recibos. Otra cosa es lo de que estén todas las piezas, eso se podrá saber cuando se desembalen los fondos y, mediante interventor, se coteje el inventario resultantes tras el traslado, con el previo al inicio de la operación

Me veo obligado, ligado a esta afirmación, a comentar la existencia de un inventario, encargado al Sr. Godoy, antiguo Mantenedor de Museo del Ejército, que está incompleto por haberse constatado la falta de unas ochenta piezas, todas de la colección de Medinaceli, y que  se niega a completar, hasta que aparezcan, a pesar de haberse librado, para su pago, el dinero restante. Aun cuando no sabemos la situación actual, se conoce que, el director del Museo, ordenó que se investigara el paradero de las piezas perdidas.

No tiene justificación alguna a la precipitación en el traslado,  desalojando el antiguo Museo, sin tener preparada la nueva sede, que, además de mantenerlo cerrado durante seis años, ha obligado a depositar, gran parte de los fondos del Museo, en unas naves en la Escuela Politécnica, durante el mismo tiempo, no sabemos con que medidas de seguridad. Repito que los seguros tienen sus facturas y recibos de pago.

En cuanto al espacio del Alcázar, ni siquiera los mas acérrimos defensores del traslado, han dejado de reconocer que e la superficie era engañosa, lo que ha obligado a adosar, al edificio histórico, un deifico moderno, que no deja de ser una agresión arquitectónica, sobre la que se pronunció la UNESCO, además de haber actuado en el interior de la obra antigua, con las consecuentes lesiones al patrimonio artístico, también expresamente con pronunciamiento negativo por el Organismo Internacional.

Por último, decir que, entre los militares, hemos tenido a gala el ser deferentes y correctos con nuestros mayores, contraria a la calificación de Señores Sánchez y Marchante, como se refirió José Antonio a los Generales: Sánchez de Infantería de la XVII Promoción y Marchante de Artillería de la III Promoción. A parte de presentarse como José Antonio Borrego, Voluntario Cultural, profesión que desconozco.»

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