A los numerosos españoles que han seguido con preocupación, estupor e indignación la forma en que se ha destruido el importantísimo Museo del Ejército que, después del más de dos siglos de permanencia en la Capital de la Nación, como es norma entre las más importantes, ha sido destrozado y diseminado en gran parte, con el pretexto de crear en Toledo un nuevo museo de cuyas características no vamos a hablar en este momento.
El daño no se ha extendido únicamente al contenido del Museo sino que también afecta a su continente que era, ni más ni menos, que la restaurada ala norte de lo que fue Real Palacio del Buen Retiro, situado en la parte más noble y museística de Madrid. El pretexto fue una Proposición No de Ley en la que se decía que si el edificio del Museo del Ejército fuese necesario para la ampliación del Museo del Prado una Comisión propondría un edificio donde trasladar el Museo. Nada se decía del Alcázar de Toledo ni de un traslado fuera de Madrid. En todo caso, como el edificio del Museo del Ejército no fue necesario para la ampliación del Prado, el pretexto aducido caía por su base. No obstante, la decisión de liquidar el Museo del Ejército siguió adelante: era el objetivo no declarado del proceso que se iniciaba..
Esta Asociación de Amigos del Museo del Ejército de Madrid ha librado durante más de diez años una tremenda batalla contra las poderosas fuerzas políticas, mediáticas e incluso alguna que se cubre con el manto de cultural sin serlo, para evitar este tremendo desafuero histórico y cultural.
El esfuerzo no ha sido del todo inútil pues, al menos, hemos suscitado una fuerte corriente de oposición al traslado de una pequeña parte del Museo y a la dispersión y almacenamiento de su mayor parte, junto con el abandono de un edificio que, sin suponer algo fastuoso, sí recuerda uno de los períodos más interesantes de nuestra Historia como vieja Nación.
Como parece ser que el desmantelamiento y olvido de la historia de España es interés de los partidos políticos del momento, la operación se ha llevado a cabo con gasto muy considerable; a la vez el Alcázar de Toledo sufría que se le adosase un horrible y marmóreo paralelepípedo a su fachada norte. La Carta de Washington, firmada por España, que protege los edificios históricos, se ha quedado en el limbo. Así protegen nuestros políticos el patrimonio que administran.
Ahora bien, el Real Palacio del Buen Retiro, volado por ingleses y franceses durante el Guerra de la Independencia, una vez restaurado en el siglo XIX por el Real Cuerpo de Artillería, fue dedicado a Museo; allí estuvo situado en su momento el tan traído y llevado Salón de Reinos, origen del pretexto para la destrucción del Museo. El pretexto fue facilitado por dos ingleses, los señores Elliot y Brown, al proponer a Miguel Angel Cortés, a la sazón Secretario de Estado de Cultura, la utópica restauración del citado Salón de Reinos. Le faltó tiempo a este político para proponer tal operación al señor Aznar quien, sin encomendarse a Dios ni al diablo, es decir sin consultar a nadie como era su obligación, adoptó como propia tan gloriosa –según creia—operación, con las consecuencias que ha padecido el acervo cultural español.
Ahora resulta que, según una información aparecida en el diario “El País”, el Ministerio de Cultura no sabe qué hacer con el edificio abandonado por el Ejército. Descubrimiento un poco tardío, puesto que lo que iba a ocurrir estaba claro desde el principio de tan disparatada operación en 1996 y así lo denunció esta Asociación repetidas veces. No tenemos con ello satisfacción alguna pues la tropelía, costosa, disparatada, y propia de gobernantes ignaros, ya se ha producido. Cierto es que sin contar en absoluto con la opinión pública que, informada por nuestros esfuerzos, se ha pronunciado repetidamente en contra del disparate cultural denunciado
Según manifiesta ahora la actual Ministra de Cultura “la recreación del Salón de Reinos no tendría hoy en día tanto sentido”. Ni hoy en día ni nunca lo tuvo; bien lo dijimos, pero como pretexto para destruir el Museo sí sirvió. Añade la señora González–Sinde que “ habrá que ver cuál es el mejor uso de este edificio que beneficie al Prado y al eje museístico”. Un eje museístico al que se la ha amputado el mejor Museo de Historia Militar del mundo, gracias a la colaboración y los dineros que maneja el citado Ministerio. Tal vez se trate de una aportación a la necesidad tan repetida de crear un “cultura de Defensa”
Por su parte, el Director del Museo del Prado ha reiterado su ya antigua perplejidad ante la herencia recibida y se ha reafirmado en su idea acerca de lo que queda del Real Palacio del Buen Retiro que es “estudiar su mejor uso”. Esperemos que no se repita con lo que fue Museo del Ejército lo ya ocurrido con el Casón cuyas obras no fueron un modelo de ejecución ni de ahorro.
Un mejor uso que el que tenía el ala norte de lo que fue Real Palacio del Buen Retiro como Museo del Ejército, será difícil de encontrar y de financiar hoy. Tal vez algún día, si la sociedad española despierta de su actual postración e indiferencia por la Historia de la Nación y toma cartas en los asuntos culturales e históricos, pueda reaparecer en la Capital de la Nación un Museo parecido al que teníamos y digno de nuestra Historia, tan llena de glorias como de desgracias y disparates como el que hoy ha supuesto la desaparición del Museo del Ejército. Que así sea.
— Armando Marchante Gil –
Asociación de Amigos del Museo del Ejército de Madrid.
Vicepresidente